Vanguardismo
El
término vanguardismo (del francés avant-garde), término del léxico militar que
designa a la parte más adelantada del ejército, la que confrontaría la «primera
línea» de avanzada (en exploración y combate) se utilizó posteriormente para denominar,
en el terreno artístico, las llamadas vanguardias históricas, una serie de
movimientos artísticos de principios del siglo XX que buscaban innovación en la
producción artística.
Introducción y enfoques principales
El
vanguardismo se manifiesta a través de varios movimientos que, desde
planteamientos divergentes, abordan la renovación del arte o la pregunta por su
función social, desplegando recursos que quiebren o distorsionen los sistemas
más aceptados de representación o expresión artística, en teatro, pintura,
literatura, cine, arquitectura o música, entre otros.
Algunos
autores, como Peter Bürger (teoría de la vanguardia) distinguen las
"auténticas" vanguardias de aquellos movimientos que orientaron su
confrontación hacia la institución arte y la dimensión política del accionar
artístico en la sociedad, y concentraron sus innovaciones en la búsqueda de
nuevas funciones y relaciones de poder.
Estos
movimientos artísticos renovadores, en general dogmáticos, se produjeron en
Europa en las primeras décadas del siglo XX, desde donde se extendieron al
resto de los continentes, principalmente hacia América, en donde se enfrentaron
al modernismo.
La
característica primordial del vanguardismo es la libertad de expresión, que se
manifiesta alterando la estructura de las obras, abordando temas tabú y
desordenando los parámetros creativos: en poesía se rompe con la métrica y
cobran protagonismo aspectos antes irrelevantes, como la tipografía; en
arquitectura se desecha la simetría, para dar paso a la asimetría; en pintura
se rompe con las líneas, las formas, los colores neutros y la perspectiva.
Contexto histórico y cultural
Desde
el punto de vista histórico, el primer tercio del siglo XX se caracterizó por
grandes tensiones y enfrentamientos entre las potencias europeas. Por su parte,
la Primera Guerra Mundial (entre 1914 y 1918) y la Revolución Soviética (en
octubre de 1917) fomentaron las esperanzas en un régimen económico diferente
para el proletariado.
El
vuelo de los hermanos Wright.
Tras
los años 1920, época de desarrollo y prosperidad económica conocida como los
años locos, vendría el gran desastre de la bolsa de Wall Street (1929) y
volvería una época de recesión y conflictos que, unidos a las difíciles
condiciones impuestas a los vencidos de la Gran Guerra, provocarían la
gestación de los sistemas totalitarios (fascismo y nazismo) que conducirán a la
Segunda Guerra Mundial.
Desde
el punto de vista cultural, fue una época dominada por las transformaciones y
el progreso científico y tecnológico (la aparición del automóvil y del avión,
el cinematógrafo, el gramófono, etc.). El principal valor fue, pues, el de la
modernidad (o sustitución de lo viejo y caduco por lo nuevo, original y mediado
tecnológicamente).
Por su
parte, en el ámbito literario era precisa una profunda renovación. De esta
voluntad de ruptura con lo anterior, de lucha contra el sentimentalismo, de la
exaltación del inconsciente, de lo racional, de la libertad, de la pasión y del
individualismo nacerían las vanguardias en las primeras décadas del siglo XX.
Muchos
artistas de este período participaron en la Primera Guerra Mundial.
Europa
vivía, al momento de surgir las vanguardias artísticas, una profunda crisis.
Crisis que desencadenó la Primera Guerra Mundial, y luego, en la evidencia de
los límites del sistema capitalista. Si bien «hasta 1914 los socialistas son
los únicos que hablan del hundimiento del capitalismo», como señala Arnold
Hauser, también otros sectores habían percibido desde antes los límites de un
modelo de vida que privilegiaba el dinero, la producción y los valores de
cambio frente al individuo.
Resultado
de esto fue la chatura intelectual, la pobreza y el encasillamiento artístico
contra los que reaccionaron en 1905: Pablo Picasso y Georges Braque con sus
exposiciones cubistas, y el futurismo que, en 1909, deslumbrado por los avances
de la modernidad científica y tecnológica, lanzó su primer manifiesto de
apuesta al futuro y rechazo a todo lo anterior.
Así se
dieron los primeros pasos de la vanguardia, aunque el momento de explosión
definitiva coincidió, lógicamente, con la Primera Guerra Mundial, con la
conciencia del absurdo sacrificio que ésta significaba, y con la promesa de una
vida diferente alentada por el triunfo de la revolución socialista en Rusia.
En 1916,
en Zúrich (territorio neutral durante la guerra), Hugo Ball, poeta alemán,
decidió fundar el Cabaret Voltaire. Esta acta de fundación del dadaísmo,
explosión nihilista, proponía el rechazo total:
El sistema DD os hará libres, romped todo.
Sois los amos de todo lo que rompáis. Las leyes, las morales, las estéticas se
han hecho para que respetéis las cosas frágiles. Lo que es frágil está
destinado a ser roto. Probad vuestra fuerza una sola vez: os desafío a que
después no continuéis. Lo que no rompáis os romperá, será vuestro amo.
Louis Aragón, poeta francés.
Ese
deseo de destrucción1 de todo lo establecido llevó a los dadaístas, para ser
coherentes, a rechazarse a sí mismos: la propia destrucción.
Muchos
autores vanguardistas ven en el poeta Arthur Rimbaud a un padre intelectual.
Algunos
de los partidarios de Dadá, encabezados por André Breton, pensaron que las
circunstancias exigían no sólo la anarquía y la destrucción, sino también la
propuesta; es así como se apartaron de Tzara (lo que dio punto final al
movimiento dadaísta) e iniciaron la aventura surrealista.
La
furia Dadá había sido el paso primero e indispensable, pero había llegado a sus
límites. Breton y los surrealistas (es decir: superrealistas) unieron la
sentencia de Arthur Rimbaud (que, junto con Charles Baudelaire, el Conde de
Lautréamont, Alfred Jarry, Vincent van Gogh y otros artistas del siglo XIX,
sería reconocido por los surrealistas como uno de sus «padres»): «Hay que
cambiar la vida» se unió a la sentencia de Carlos Marx: «Hay que transformar el
mundo».
Sigmund
Freud alrededor de 1900.
Surgió
así el surrealismo al servicio de la revolución que pretendía recuperar aquello
del hombre que la sociedad, sus condicionamientos y represiones le habían hecho
ocultar: su más pura esencia, su Yo básico y auténtico.
A
través de la recuperación del inconsciente, de los sueños (son los días de
Sigmund Freud y los orígenes del psicoanálisis), de dejarle libre el paso a las
pasiones y a los deseos, de la escritura automática (que más tarde cuestionaron
como técnica), del humor negro, los surrealistas intentarían marchar hacia una
sociedad nueva en donde el individuo pudiese vivir en plenitud (la utopía
surrealista).
En este
pleno ejercicio de la libertad que significó la actitud surrealista, tres
palabras se unieron en un sólo significado: amor, poesía y libertad.
Características de las vanguardias
históricas
Una de
las características visibles de las vanguardias fue la actitud provocadora. Se
publicaron manifiestos en los que se atacaba todo lo producido anteriormente,
que se desechaba por desfasado, al mismo tiempo que se reivindicaba lo
original, lo lúdico, desafiando los modelos y valores existentes hasta el
momento.
Surgen
diferentes ismos (futurismo, dadaísmo, cubismo, constructivismo, ultraísmo,
surrealismo, suprematismo, rayonismo, etc.), diversas corrientes vanguardistas
con diferentes fundamentos estéticos, aunque con denominadores comunes:
la lucha contra las tradiciones, procurando
el ejercicio de la libertad individual y la innovación;
audacia y libertad de la forma.
el carácter experimental y la rapidez con
que se suceden las propuestas, unas tras otras.
En la
pintura ocurriría una huida del arte figurativo en favor del arte abstracto,
suprimiendo la personificación. Se expresaría la agresividad y la violencia,
violentando las formas y utilizando colores estridentes. Surgieron diseños
geométricos y la visión simultánea de varias configuraciones de un objeto.
Portada
de la primera edición del Ulises de James Joyce.
En la
literatura, y concretamente en la poesía, el texto se realizaría a partir de la
simultaneidad y la yuxtaposición de imágenes. Se rompió tanto con la estrofa,
la puntuación, la métrica de los versos como con la sintaxis, alterando por completo
con la estructura tradicional de las composiciones (por ejemplo, en el
Finnegans Wake o en el final del Ulises de James Joyce). Surgió el caligrama o
poema escrito de modo tal que formara imágenes, con el objetivo de acabar con
la tóxica sucesividad del hecho escrito o leído.
El poeta/artista/arquitecto vanguardista no
estaba conforme. Como el pasado no le servía, tenía que buscar un arte que
respondiera a esta novedad interna que el individuo estaba viviendo, apoyándose
en la novedad original que se lleva dentro.
Tenían que abandonarse los temas viejos,
carentes de sentido y sin respuestas para el individuo nuevo.
En algunos movimientos había una tendencia
a hacer plástica en la coloración de las palabras.
En la poesía se jugaba constantemente con
el símbolo.
Las reglas tradicionales de la
versificación necesitaban una mayor libertad para expresar adecuadamente su
mundo interior.
Reaccionaba contra el modernismo y contra
los imitadores de los maestros de esta corriente; una conciencia social los
llevaba a tomar posiciones frente al individuo y su destino.
Nuevos temas, lenguaje poético, revolución
formal, desaparición de la anécdota, proposición de temas como el
antipatriotismo.
El punto de vista del narrador comenzaba a
ser múltiple.
Un vínculo estrecho entre el ambiente y los
gustos del personaje.
Comenzaba a profundizarse en el mundo
interior de los personajes, presentados a través de sus más escondidos estados
del alma.
No era el tiempo cronológico el que tenía
importancia, sino el tiempo anímico, y comenzó a tomarse en cuenta el aspecto
presentacional, pues se limitaba a sugerir para que el lector complete; el
autor comenzó a exigir presencia de un lector atento que fuese desentrañando
los hechos presentados y fuese armando inteligentemente las piezas de la novela
de nuestro tiempo.
El vanguardismo y sus expresiones
Dentro
de las corrientes vanguardistas, los ismos surgieron como propuesta contraria a
supuestas corrientes envejecidas y propusieron innovaciones radicales de
contenido, lenguaje y actitud vital. Entre ellos se encuentran los siguientes:
El
impresionismo no fue propiamente un ismo de vanguardia, sino un antecedente
contra el que reaccionaron los vanguardistas. Su principal aporte a las
vanguardias fue la liberación del poder expresivo del color. Los impresionistas
aprendieron a manejar la pintura más libre y sueltamente, sin tratar de ocultar
sus pinceladas fragmentadas, y la luz se fue convirtiendo en el gran factor
unificador de la figura y el paisaje. Pero los pintores impresionistas eran
artistas que ya no pretendieron ejercer con su arte una modificación radical en
las costumbres de su época ni estaban comprometidos con la voluntad de un gran
cambio social. Son la consecuencia del fracaso de las pretensiones de la
revolución de 1830, la de 1848 y la Comuna de París. Las discusiones de los
impresionistas fueron básicamente técnicas y su pintura puede considerarse una
exacerbación del naturalismo a un punto tal que terminaría oponiéndose a los
orígenes de aquél. El realismo de Courbet afirmaba que en la realidad
encontraba la esperanza de un cambio, la potencia de los hombres reales, el
movimiento de las fuerzas revolucionarias. Los impresionistas sustituyen las
discusiones de contenido por las de la técnica, la luz, el objetivismo de la
transcripción pictórica.
A
finales de 1869 los principales pintores impresionistas ya se conocían bien
unos a otros. Por entonces el café Guerbois, en la calle de Batignolles, cerca
del taller de Édouard Manet (quien parece que por el momento era la
personalidad dominante) se convirtió en el cuartel general de este círculo
artístico. La actitud de solidaridad de los impresionistas a comienzos de los
años 1870 se expresó de un modo muy revelador en algunos retratos de grupo,
como el de Fantin-Latour (Taller en el barrio de Batignolles, 1870) o el de
Bazille (El taller del artista en la rue de la Condamine, 1870).
Por
primera vez, durante la guerra franco-prusiana los impresionistas tienen que
separarse: Pierre-Auguste Renoir y Manet permanecieron en París, Bazille murió
en el frente y Monet y Camille Pissarro coincidieron en Londres, donde
conocieron a Paul Durand-Ruel, desde entonces el marchante del grupo. De hecho,
en 1873 Durand-Ruel se mostraba ya lo bastante seguro de ellos como para
preparar un catálogo completo con las existencias de su galería que no llegó a
publicarse.
Expresionismo
El
expresionismo fue una corriente pictórica que nació como movimiento a
principios del siglo XX, entre 1905 y 1925, en Alemania y otros países
centroeuropeos de ámbito germánico y austro-húngaro, ligado al fauvismo francés
como arte expresivo y emocional que se opuso diametralmente al impresionismo.
Se aglutinó en la década de 1910 en torno a dos grupos: Die Brücke (El puente)
y Der Blaue Reiter (El jinete azul). Paralelamente desarrolló su actividad en
Viena el grupo de la Secesión, que integraron entre otros Gustav Klimt, Oskar
Kokoschka y Egon Schiele.
En los
1920 el expresionismo influyó sobre otras artes. El gabinete del Doctor
Caligari (Robert Wiene, 1919) y Nosferatu, el vampiro (Friedrich Wilhelm
Murnau, 1921) iniciaron el expresionismo cinematográfico, y los poetas Georg
Trakl y Rainer Maria Rilke llevaron el movimiento al ámbito de la lírica.
Entre
los principios de esta corriente artística se señalan: la reconstrucción de la
realidad, la relación de la expresión literaria con las artes plásticas y la
música y la expresión de la angustia del mundo y de la vida a través de novelas
y dramas donde se habla de las limitantes sociales impuestas a la libertad del
hombre. Pretende expresar filias y fobias del ser humano. Por lo tanto, no
requiere de una buena técnica, ni de un resultado estéticamente bello.
Se
enfrentaría básicamente como la teoría estética a las ideas realistas, a las
viejas ideas impresionistas que habían aparecido en Europa en los últimos
veinte años del siglo XIX, y plantearía que lo real no es fundamentalmente
aquello que vemos en lo exterior, sino aquello que surge en nuestra
interioridad cuando vemos, percibimos, intuimos o producimos algo.
Fauvismo
La
danseuse jaune (1912) de Alexis Mérodack-Jeanneau.
El
fauvismo fue un movimiento de origen francés que se desarrolló entre 1904 y
1908, aproximadamente.
El
importante Salón de Otoño de 1905 supuso la primera exhibición para el grupo
cuyo objetivo era lingüísticamente la síntesis forma-color. No se buscaba la
representación de los objetos inmersos en la luz solar, sino la de las imágenes
más libres que resultaban de la superposición de colores equivalentes a dicha
luz. En efecto, los fauvistas consideraban que mediante el color se podían
expresar sentimientos. Henri Matisse fue uno de los mayores representantes de
esta vanguardia.
Cubismo
La
jalousie, collage de 1914 del español Juan Gris.
El
cubismo nació en Francia en 1906. Sus principales rasgos son la asociación de
elementos imposibles de concretar, desdoblamiento del autor, disposición
gráfica de las palabras, sustitución de lo sentimental por el humor y la
alegría y el retrato de la realidad a través de figuras geométricas. Los
inspiradores del movimiento fueron Pablo Picasso y Georges Braque. Algunos de
los principales maestros fueron Juan Gris, María Blanchard, Fernand Leger, Jean
Metzinger y Albert Gleizes, pero con anterioridad Paul Cézanne ya habría
marcado el camino.
Dentro
de las técnicas usadas se encuentra el collage, y principalmente la
descomposición de las imágenes en figuras geométricas para representar el
objeto en su totalidad, incluidos todos sus planos, en la obra.
Tuvo
dos etapas: un cubismo analítico, que buscaba la descomposición total del
objeto, y un cubismo sintético, en el cual se descarta la perspectiva para
representar todos los planos del objeto en la misma obra. En la poesía, su
estilo más popular fue el caligrama, cuyo principal exponente fue Guillaume
Apollinaire.
Futurismo
El
futurismo, movimiento inicial de las corrientes de vanguardia artística, surgió
en Milan, Italia, impulsado por el poeta italiano Filippo Tommaso Marinetti,
quien recopiló y publicó los principios del futurismo en el manifiesto del 20
de febrero de 1909, en el diario Le Figaro de París. Al año siguiente, los
artistas italianos Giacomo Balla, Umberto Boccioni, Carlo Carrà, Luigi Russolo
y Mario Jordano firmaron el llamado Manifiesto del Futurismo.
Forme
uniche della continuità nello spazio (Formas únicas de la continuidad en el
espacio), bronce de Umberto Boccioni, de 1913.
Aunque
tuvo una corta existencia, aproximadamente hasta 1944 -acabado con la muerte de
Marinetti-, su influencia se aprecia en las obras de Marcel Duchamp, Fernand
Léger y Robert Delaunay en París, así como en el constructivismo ruso. Los
textos futuristas trajeron un nuevo mito: la máquina.
Sirva
como síntesis una famosa frase de Marinetti:
Un automóvil de carreras es más hermoso que
la Victoria de Samotracia.
Artículo 4º, Manifiesto del Futurismo.
Este
movimiento rompía con la tradición, el pasado y los signos convencionales de la
historia del arte. Consideraba como elementos principales de la poesía el
valor, la audacia y la revolución, ya que se pregonaba el movimiento agresivo,
el insomnio febril, el paso gimnástico, el salto peligroso y la bofetada.
Según
su manifiesto, sus postulados eran la exaltación de lo sensual, lo nacional y
guerrero, la adoración de la máquina, el retrato de la realidad en movimiento,
lo objetivo de lo literario y la disposición especial de lo escrito, con el fin
de darle una expresión plástica. Rechazaba la estética tradicional e intentó
ensalzar la vida contemporánea, basándose en sus dos temas dominantes: la
máquina y el movimiento.
Dadaísmo
Afiche
dadaísta de Theo van Doesburg .
Surgió
en Zúrich, Suiza, entre 1916 y 1922. Hugo Ball y Tristan Tzara se hicieron
notar como fundadores y principales exponentes. El movimiento creció y
rápidamente se extendió a Berlín y a París. Uno de los motivos que llevó al
surgimiento de DADA fue la violencia extrema y la pérdida de sentido que trajo
la Primera Guerra Mundial. Rebelándose contra el statu quo, las convenciones
literarias y artísticas y rechazando las convenciones de la sociedad
aburguesada -que consideraban egoísta y apática - los dadaístas hicieron de su
arte un modus vivendi.
El
poema dadaísta solía ser una sucesión de palabras y sonidos, lo que hace
difícil encontrarle lógica. Se distinguió por una inclinación hacia lo incierto
y a lo absurdo. Por su parte, el procedimiento dadaísta buscaba renovar la
expresión mediante el empleo de materiales inusuales, o manejando planos de
pensamientos antes no mezclables, con una tónica general de rebeldía o
destrucción.
Posteriormente,
nació el dadaísmo norteamericano en Nueva York con Francis Picabia y el francés
Marcel Duchamp.
Ultraísmo
El
ultraísmo apareció en España entre 1918 y 1922 como reacción ante el
modernismo.
Fue uno
de los movimientos que más se proyectó en el mundo de habla hispana,
contribuyendo al uso del verso libre, la proscripción de la anécdota y el
desarrollo de la metáfora, que se convertiría en el principal centro expresivo.
Fue
influido por poetas como Vicente Huidobro y Guillaume Apollinaire.
Surrealismo
Escisión
del dadaísmo, cuyo principal representate fuera Tristán Tzara, el movimiento
surrealista se organizó en Francia en la década de 1920 alrededor de André
Bretón quien, inspirado en Sigmund Freud, se interesó por descubrir los
mecanismos del inconsciente y sobrepasar lo real por medio de lo imaginario y
lo irracional.[cita requerida] De él y las veces en que lo conoció habló en
"Los vasos comunicantes", título emblemático que se volvería metáfora
de parte de su estética creadora, lo mismo que el automatismo o escritura
automática, por la que experimentarían con el sueño y el espiritismo, buscando
encontrar el arte puro, no contaminado por la conciencia.
Se
caracterizó por pretender crear un individuo nuevo, recurrir a la crueldad y el
humor negro con el fin de destruir todo matiz sentimental.[cita requerida] A
pesar de ser constructivo, los aspectos de la conducta moral humana y las
manifestaciones no eran de su interés.[cita requerida]
Consistía
en la captación de la coincidencia-realidad surgida en un personaje, cuando
vive un hecho que le provoca recuerdos recónditos.[cita requerida]
Otros
de sus principales representantes fueron Louis Aragon y Elsa Triolet.
Estridentismo
El
estridentismo nació de la mezcla de varios ismos. Se dio entre 1922 y 1927 y se
caracterizó por la modernidad, el cosmopolitismo y lo urbano, así como por el
inconformismo, el humor negro, el esnobismo, lo irreverente y el rechazo a todo
lo antiguo. Su antecedente inmediato fue el futurismo ruso. Entre sus
representantes más importantes se cuenta a Germán Liszt Arzubide, Manuel Maples
Arce y a Arqueles Vela.
Existencialismo
Artículo
principal: Existencialismo.
El
existencialismo es un movimiento filosófico que postuló fundamentalmente que
son los seres humanos, en forma individual, los que crean el significado y la
esencia de sus vidas. Emergió como un movimiento en la literatura y filosofía
del Siglo XX, heredera de los argumentos de filósofos como Sören Kierkegaard,
Friederich Nietzsche y Miguel de Unamuno.
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